- el mal adquiere formas múltiples cuyo resultado es siempre el mismo, la insatisfacción de uno mismo (fastidium sui, tedium sui o, en el mayor grado tedium vitae).
- no es posible huir materialmente del tedio, porque está —físicamente— en nosotros. Se apodera del alma y del ánimo, y sus consecuencias son somáticas.
- el tedio nos coloca en una situación de asincronía con el tiempo, que ya no se percibe de la misma manera.
- el remedio sólo se encuentra por medio de la meditación, del trabajo razonado y del equilibrio entre actividad y ocio, entre soledad y convivencia con los demás.
Dulce Ma. Zúñiga
Departamento de Estudios Literarios
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad de Guadalajara
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